
Bienvenidos a la colonia Guerrero, un barrio típico del Distrito Federal, un barrio guerrero.
Ahí vive Don Beto, Don Betotiene un taller mecánico heredado de su padre. Lleva toda su vida en ese taller y espera que su hijo… Betito, su orgullo, continúe con la tradición. Está seguro que lo va a hacer, el muchacho le ha salido bueno. Pero no nos adelantemos, a Don Beto tampoco le gusta adelantarse, antes de que su hijo herede el taller, será un gran campeón de boxeo. Lo lleva en la sangre, su abuelo materno fue boxeador profesional y su bisabuela paterna fue de las mujeres pioneras en la lucha libre.
Betito “el guerrerito de la Guerrero” trae la pelea en la sangre.
A los tres años su padre lo ponía a luchar con cualquier cachorro de perro de raza grande que encontrara, siempre que alguien de la colonia tenía un nuevo perrito, Don Beto pedía a los dueños que dejaran a los cachorros jugar con el bebé Beto.
Husky, Pastor Alemán, Pastor Inglés, Pastor Belga, Rottweiler, San Bernardo, Gran Danés, Boxer, Doberman, Dogo de Burdeos, Presa Canario, Akita, Mastín, a todos esos enfrentó Betito.
Tenían mucho cuidado de ponerlo sólo con perros de raza grande pues en una ocasión dejó muy maltrecho a un Cocker Spaniel.
Así fue desarrollando su fuerza descomunal y su tolerancia al dolor, pues a los perros a veces se les iba una mordida y cuando parecía que Betito iba a llorar Don Beto se adelantaba.
“No chille que lo dejo más rato con el perro, ahí tienes su cuello… hazle algo”
Al poco tiempo los perros comenzaron a ser algo demasiado sencillo para Betito, se aburría peleando con ellos y hubo dos o tres de sociedades protectoras de animales que cuando se enteraban de que había un niño de 4 años maltratando cachorros trataban de denunciar a los papás de Betito, pero la verdad, como siempre en este país nunca se hace nada.
Betito comenzó a buscar niños para “entrenar” y así se volvió el terror de la colonia. Hubo un día en que 5 señoras juntas llegaron a casa de Don Beto a reclamar que Betito había golpeado a sus 5 hijos juntos, los niños eran de secundaria.
Betito era un monstruo.
Para colmo de don Beto, a su hijo no lo aceptaban aún en ningún gimnasio de boxeo por su corta edad, los profes le decían que se esperara unos 3 años más.
Don Beto no sabía como calmar a su hijo.
Hasta que un día alguien le recomendó meter a Betito a Taekwondo. Don Beto estaba algo incrédulo.
-¿Pero, ahí si le van a enseñar a pelear a Beto?
-Nooooo Don Betooo, lo que queremos es que Betito se calme. Si sigue así no va a llegar a boxeador profesional, le van a hacer algo antes, hay gente que anda armada luego. Betito solo tiene 6 años. Metalo a taekwondo y ya más grandecito a Box.
Así Beto “el guerrerito de la Guerrero” llegó al mundo del taekwondo.
Y… la verdad es que se aburría de lo lindo.
Excepto cuando había combate, fue así que corrió a 10 alumnos del profesor que decidió tomar cartas en el asunto… y meterlo a competir pensando… “Si me va a dejar sin alumnos, al menos que me lleve a las Olimpiadas”
Tiempo después el maestro diseñó una estrategia que le permitió mantener a Betito en su escuela sin quedarse sin alumnos. Le prometía que si se portaba bien en la clase dos semanas y no golpeaba a nadie. Lo llevaba a un torneo en el que podía saciar su apetito de pelear.
Así comenzó la carrera de Betito en el taekwondo, actualmente lleva 30 peleas invicto, ha retirado a 30 de sus oponentes y próximamente asistirá al torneo más importante, al mismo que asistirá Juanito, del que ya todos conocemos su historia.
Puede escuchar el audio a continuación.
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